Plantillas limpias y desinfectadas: pies sanos (por Rodrigo Borrego)

El calzado, llámese zapatillas, zapatos, botas o lo que sea es una prenda un tanto particular a la hora de hablar de temas de limpieza e higiene porque las posibilidades son menores o, al menos, diferentes a las que tenemos cuando hablamos de textil.

Las camisetas, pantalones, chaquetas o similares las podemos meter a la lavadora, lavar a mano, en seco, etc. pero ¿cómo hacemos con unas zapatillas o unos zapatos?

El lavado exterior es algo más o menos fácil y, en función del tipo de calzado y material lo podremos limpiar de una forma relativamente sencilla y, de hecho, en el caso de las zapatillas de correr, en la mayoría de los casos será suficiente con darle con un cepillito, agua templada y algo de jabón neutro.

¿Qué ocurre con la limpieza interior?

Ojo, que no lo digo por la mayor dificultad de cara a darle sino a que es la parte que está en contacto con el pie, la que normalmente tiene telas y acabados desarrollados para absorber el sudor y que suele empaparse bien de él para expulsarlo y que no se quede en nuestros pies.

Esto hace que, con el paso del tiempo, todo lo que hay en el interior de la zapatilla vaya acumulando una buena cantidad de “porquería” que facilita la proliferación de bacterias, con el consiguiente riesgo que puede suponer, ya no sólo de cara a infecciones, sino también de cara al mal olor.

Los tejidos han avanzado mucho y muchas marcas tienden a utilizar fibras y compuestos que dificultan mucho la proliferación de bacterias y que expulsan rápidamente el sudor pero, a pesar de eso, no deja de ser una zona que va “cerrada”, que no se ventila apenas, etc. con lo que es un perfecto caldo de cultivo para bacterias, hongos y similares.

Además, hay casos en los que no es posible disponer de estos tejidos y materiales avanzados como pasa con los zapatos “de diario”, las plantillas personalizadas o, simplemente, calzado que no está pensado para el alto rendimiento o que buscan la reducción de costes y que por lo tanto trae materiales que no son “tope de gama”.

Y, por último, aun teniendo lo mejor de lo mejor, ¿qué pasa si hay un problema por exceso de sudoración? Por muy bueno que sea el calzado, seguramente la acumulación hará que acabe oliendo a demonios.

Para solucionar toda esta problemática, surgió en 2013 Planticlean, un producto de una innovadora empresa de Petrer (Alicante) que facilita la limpieza y desinfección de las plantillas e interiores del calzado.

Esto de la limpieza del interior del calzado es algo que, desgraciadamente no se estila mucho y, para los que nos preocupamos por ello, desgraciadamente no hay apenas posibilidades más allá de las artesanas y apaños que podamos hacer por lo que es de agradecer que Planticlean se haya lanzado a desarrollar este producto que es de los poquitos que hay dedicados específicamente a esta función.

De hecho, diría que es el único 100% español o, al menos, yo no conozco ninguno en España es el único o, al menos, no conozco ninguno más que realmente funcione y que esté hecho “aquí” por lo que no podíamos dejar de presentároslo y analizarlo en Agenda Running.

Planticlean: limpieza de pies y calzado

Como he comentado en la introducción, la limpieza del calzado puede no ser sencilla. Lo primero es que toca hacerlo a mano porque, lo siento, pero lo de meter unas zapatillas en la lavadora es herejía y no se debe hacer ¡jamás!, al menos, durante su vida útil, salvo que sean unas “bambas para andar” o unas que ya estén viejunas y ya no vayamos a usar para correr (que cada uno haga lo que quiera, pero es mi opinión).

Solemos llevarlas en condiciones especialmente sudorosas (o durante muchas horas en el caso de los zapatos, botas o similares) así que se llevan una buena cantidad de sudor.

Además, el tejido, por su propio diseño, empapa mucho sudor con lo que, queramos o no, va absorber muchísimo sudor y eso acaba cogiendo olores, llenándose de bacterias, etc.

Planticlean lleva un conjunto de agentes limpiadores y desinfectantes que le permiten atacar a toda esta problemática, no dedicándose únicamente a tratar de maquillar los olores como suelen hacer la mayoría de productos y que al final no sólo no limpian ni desinfectan, sino que lo dejan casi peor que estaba porque se mezcla el olor al sudor y a pies más el del aroma del producto que se le haya echado.

La idea original que motivó Planticlean fue el elaborar un producto que permitiera la limpieza y desinfección de las plantillas ortopédicas pero se dieron cuenta de que se podía extender ese uso a cualquier tipo de plantilla e incluso al interior de la zapatilla porque los agentes que lleva en su fórmula funcionan igual de bien con toda la zona.

Los agentes que contiene le otorgan propiedades antisépticas y desinfectantes y atacan y previenen la proliferación de bacterias, hongos y gérmenes por lo que podríamos decir que sirve tanto como producto paliativo (para eliminarlos cuando existen) y preventivo (para evitar que aparezcan).

Además, ayuda a prevenir los efectos de la bromhidrosis y exceso de sudoración, un problema que es menos extraño de lo que pensamos o que, aunque no se tenga, puede producirse porque las zapatillas o calcetines nos hagan sudar más de la cuenta o porque la situación así lo requiera (hay veces que no lo podemos evitar porque p. ej. a lo mejor nos toca ir con calcetines gruesos para protegernos del frío y, si sube la temperatura, nos pegamos una sudada de aúpa o son unas zapatillas que tenemos que llevar sin calcetines como pasa p. ej. en triatlón).

Su forma de uso es, como se suele decir, más sencilla que le mecanismo de un botijo: sobre la plantilla mínimamente limpia (por si tuviera barro o similares) se le aplican dos o tres pulverizaciones de Planticlean, se frota un poco para repartirlo y se deja secar, ¡ya está!

Quedará un olor muy fresco, muy agradable, con ciertos toques cítricos, sin manchar nada, sin dejar restos de polvo, sin humedecer apenas y pasadas unas horas el olor lo notaremos aún más agradable porque se suaviza un poco.

Si las plantillas o zapatilla son de las “gran reserva”, de las que huelen a queso cabrales, entonces habrá que hacer alguna aplicación más o si somos de los que sufren la problemática de “olor pinrrélico” (léase olor en los pies), entonces quizá debamos aplicar Planticlean cada tres o cuatro días.

Lo de “matar” las bacterias y gérmenes no lo puedo comprobar, no tengo medios (se supone que hay estudios de laboratorios fiables que sí lo han demostrado) pero lo del olor y limpieza sí que lo puedo afirmar sin temor a equivocarme porque lo he probado explícitamente.

En calzado relativamente nuevo, que estoy cuidando mucho y que utilizo un par de días a la semana, continúan estando como si no las usara, como el primer día. En unas zapatillas que tenía con mucha tralla, que estaban limpias y sin apenas olores pero que en cuanto las usaba los cogían porque ya habían perdido las propiedades antiolores, tras cada aplicación, al día siguiente apenas se nota que las he usado.

Pero la prueba de fuego, la de estrés ha sido la siguiente: unas zapatillas a mitad de su vida útil que he usado durante toda una semana, muchos días sin calcetines y metiéndole tanto carrera a pie como sesiones de cinta y de bici estática, con sudadas de aúpa y que llegaron incluso a tener marcas del salitre del sudor en el collar y que llegaron a empezar a oler a queso. Pues bien, pasada esa semana de preparación, empecé a aplicarle el producto siguiendo la pauta recomendada: tres aplicaciones cada tres días y, ¡vaya si funcionó! Obviamente, tras la preparación les pegué un enjuagado para quitar el salitre (entre otras cosas, para que no se cuartearan y no rozaran en tobillos) pero lo hice sin jabón para ver el efecto de Planticlean y la verdad es que ya con la primera aplicación, al día siguiente ya “amenazaba” con volver a oler bien y en la segunda ya estaba prácticamente neutralizado el olor. La tercera, una semana después de haber empezado el tratamiento ya estaban de nuevo casi como si no hubieran pasado por el “ensuciamiento forzado”.

Todo este proceso de limpieza se puede hacer con medios caseros, como decía al principio, con cepillito, agua y jabón pero con eso únicamente limpiamos, no desinfectamos y, en cualquier caso, la facilidad y comodidad que da Planticlean es incomparable.

Quizá no es un producto imprescindible (salvo que sufras de bromhidrosis o similar) pero creo que es un producto a tener muy en cuenta, tanto para la vida diaria como, sobre todo, para los que gustamos de practicar deporte porque, que levante la mano el que limpie a menudo las plantillas e interior de sus zapatillas de correr o de la bici. Y en determinados casos como cuando no hay plantilla o ésta no es extraíble, puede ser la salvación, la única forma de hacerle un limpiado decente al calzado.

Yo no lo hago, probablemente ni una sola vez en toda la vida útil de una zapatilla así que algo como Planticlean, que no me supone ningún esfuerzo permite que deje de “pecar” y que sí que haga como se debe hacer: mantener una correcta higiene del calzado porque es tan sencillo como darle esas dos o tres pulverizaciones cada ocho o diez días (cuando me acuerdo, tampoco hay que tomar esto como si fuera un tratamiento médico).

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